Su mirada quema mi nuca pero no me quiero girar, me impulso caminando para delante, se puede decir que casi me arrastro por el lugar. La sangre se agolpa en mis mejillas goleando cada vez más fuerte y escucho mi corazón. Lo escucho en mis oídos, en mi cabeza, en mi garganta y por un momento amenaza para salir corriendo. La vergüenza me hunde. Se siente como fracaso nuevamente, pero más artificial, más vacío que antes. Un hueco se aloja en mis pulmones, como si me habría atravesado una flecha por el pecho sin una herida sangrante. Las lagrimas pican por debajo de mis ojos pero todavía tengo una pizca de orgullo y otra de dignidad, que hacen que levante mi mentón sintiendo el aire fresco en mi cuello. Este no es mi lugar. Nunca lo fue. Nunca lo será. Tengo el impulso de armar un bolso y correr a un aeropuerto, pero sigo caminando, sigo sintiendo las miradas ahora acompañadas de palabras. Mi corazón late más fuerte en mis oídos y lo agradezco por que de esa forma no puedo escuchar sus vaga conversación. No quiero estar aquí. No lo quise. No sé que hago acá. Este no es mi lugar. Por un momento acelero mi paso, pensando en lo que los otros podrían pensar al ver la situación. Nada de exageración, solo no encajo aquí. Mis pulmones se llena de aire y aprieto mis parpados entre si pero no desaparezco como quisiera, sigo en la calle que esta silenciosa. Tuve mis posibilidades pero las negué, por que no las quería, por que simplemente no quiero estar aquí. Quiero esconderme en la noche, tapándome en la oscuridad como un gato negro.

2 comentarios:

Tiny Hand