Sinceridad. Esa que te mata a sangre fría. Te dispara a quemarropa. Primero, en el corazón y luego, en la cabeza. Te vuela los sesos. Pero es buena, aunque no lo parezca. Es como la parca pero vestida de blanco. El diablo de la salvación. Te mata para dejarte libre. Saca esta metáfora. Hablo de esa sinceridad que te despoja de la niebla que cubre tu mente. Al principio duele, pero ¿después? Después viene lo mejor. La paz. Dejar de ser esa persona ciega e inconsciente para ser libre. Solo hay que amigarse con esa muerte porque después de esa muerte te levantas de las cenizas como una ave fénix y eres la ave más feliz y viva del planeta. 

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