El hecho de tu partida ya no me asusta. Ya no me persigue por las noches como si fuera mi peor pesadilla. Así que, sí, te irás y punto. No importa el por qué, solo lo harás y ya lo acepte. Sin embargo, deseo con todas mis fuerzas que partas solo después de haberme dejado abrazada por miles de recuerdos que me alegren el alma cuando los días sean negros y deseo que cuando vea tu espalda al marcharte me sienta amada y no abandonada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario