La desesperación de intentar con todas tus fuerzas y caer.
Tocar fondo y volver.
Esa desilusión de saber que todos tus esfuerzos fueron en vano.
Y la ira irrevocable de ser consciente que para seguir hay que sacrificarse aún más.
Llorar un río sabiendo que más tarde tendrás que limpiarlo.
Tratar de rimar la tristeza para que suene poética y no así como se siente, vacía y desoladora.
Cristalizando la frustación en cuerpo, mente y alma.
A punto de estallar y mañana estarás un poco más al limite. ¿Así que por qué no saltar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario